Hay muchas cosas que mejorar si realmente queremos conseguir detener ese reloj que marca lo que le queda de vida a la Tierra. El ser humano lleva acometiendo prácticas realmente peligrosas para la salud del planeta durante el último siglo y lo cierto es que debemos empezar a cambiarlas por otras que impliquen menor riesgo y que también tengan la capacidad de revertir la situación en la que nos encontramos. Si eso no es así, tenemos un problema de la más alta importancia y vamos a sufrir las consecuencias aunque no nos lo terminemos de creer.
Se ha hablado de muchas cosas para conseguir estos propósitos, pero también se han llevado a cabo numerosas iniciativas para cumplirlos. Lo primero fue animar a la gente a que reciclase, algo que sin duda juega una importancia muy grande para evitar la carestía de materias primas que hay en este planeta. En segunda instancia, se apostó por energías renovables que nos permitieran no tener que depender de otras que ya existían y que degradaban nuestro medioambiente de una manera considerable. Finalmente, y entre otras cosas, se ha terminado apostando por la creación de vehículos eléctricos que no nos hagan depender de los combustibles fósiles que ya han dañado sobremanera nuestra capa de ozono, nuestra atmósfera y la calidad del aire que respiramos.
En España tenemos que dar un paso al frente sobre todo en esto último porque la realidad pone de manifiesto que no estamos cumpliendo con todo lo que se supone que deberíamos cumplir. Os vamos a dejar un par de noticias en las que se demuestra que esto es así y que todavía debemos hacer mucho más para conseguir mejoras:
- La primera de esas dos noticias fue publicada en la página web Movilidad Eléctrica. En ella se indicaba que solo 4 de cada 100 autobuses españoles eran eléctricos en el mes de enero de este año. Además, es especialmente preocupante el hecho de que el número de matriculaciones de autobuses urbanos de cero emisiones se ha ido ralentizando en los últimos años, viviendo un ascenso de más del 8% en 2019 pero solo de un 4% en el año 2020.
- La segunda de las informaciones proviene del portal web Business Insider. En ella, se indica el hecho de que España solo había matriculado, hasta el mes de junio, el 14’7% de los coches eléctricos que debería matricular a lo largo de este 2022. Bien es cierto que no ha acabado el año todavía y que queda margen para mejorar esa cifra, pero a nadie le extrañará que sospechemos que no vamos a alcanzar el 100% de las previsiones, lo cual resulta bastante triste y, sobre todo, peligroso para nuestro entorno.
En una sociedad en la que el transporte de mercancías se ha consolidado como uno de los grandes sectores económicos, es más importante que nunca apostar por el hecho de que esos vehículos que se usan para su labor sean eléctricos. Los profesionales de Star-Cargo nos han comentado que el uso de camiones eléctricos es uno de los aspectos que más valoran las personas y empresas que demandan un servicio de transporte de mercancías por carretera, lo que deja claro que esa concienciación ecológica de la que tanto hemos hablado se va instaurando poco a poco en la sociedad española. Esta es, sin duda, una gran noticia.
Un crecimiento que ha de ser imparable
Como antes hemos comentado, nos encontramos en una situación de contrarreloj y, por tanto, debemos solucionar los problemas que nosotros y nosotras mismas hemos ido creando a la mayor brevedad posible. Debemos actuar por todas las vías en las que lo hemos venido haciendo, pero de una manera mucho más contundente. La Tierra nos necesita y eso requiere de toda contribución que empresas, personas y por supuesto Administración Pública puedan ofrecer. Ojalá que, dentro de unos años, podamos empezar a ver algo de luz en este sentido y que hayamos encontrado la fórmula para poder hacer de nuestro entorno, de nuestro medioambiente, de nuestro planeta y de nuestra casa un lugar mejor.
Toda contribución es importante y debe ser innegociable. Aunque creamos que nuestra aportación individual no es algo que vaya a resultar de gran relevancia, sí que la tiene. Y mucha. La tiene porque no solo estaremos haciendo posible que nuestro entorno sea mínimamente mejor, sino porque, además, estaremos generando una concienciación entre todas las personas que se encuentren a nuestro alrededor, que pueden ser muchas con el paso de los años. Nunca hay que dejar de pelear por lo que es nuestro. Y la Tierra es nuestra, de todos y de todas. Por eso no hay que bajar los brazos y no hay que dejar de trabajar para que sea un lugar mejor.