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Sostenibilidad y economía circular

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Existe un llamado a toda la sociedad para que tengamos más presente que el planeta, nos necesita. La urgencia y la necesidad para frenar el cambio climático está siendo, en la actualidad, uno de los puntos esenciales y clave contra el que los gobiernos, tienen que enfrentarse. Contribuir con el mantenimiento del ecosistema y el medio ambiente, no es solo cuestión de que las empresas o ciudadanos, tomen conciencia y reciclen.

Deben ser los gobiernos, en primera instancia quienes diseñen e implementen las medidas necesarias para que todos, ciudadanos y empresas, aportemos nuestro granito de arena. Siendo las empresas las principales encargadas de implementar la sostenibilidad, encontramos a una gran mayoría de las mismas. Bioplásticos Alhambra, como empresa pionera en fabricación de bolsas compostables, desarrollando productos sostenibles, reciclables y adquiriendo un gran compromiso con el medio ambiente, nos ha confirmado un hecho: «las empresas miran cada vez más la sostenibilidad desde el punto de vista de la imagen, y no quizá tanto del negocio, aunque claramente hay muchas excepctiones.

Parte esencial de las propuestas procedentes de los gobiernos, parten de la creación y el desarrollo de un nuevo sistema económico y social que pretende producir bienes y servicios, aprovechando los recursos y reduciendo el consumo de materias primas, agua y fuentes de energía. El actual sistema económico, basado en un sistema lineal que comprende la extracción, producción, consumo y eliminación de los bienes, esta siendo virado hacia un nuevo sistema: la economía circular.

Los costes ambientales de continuar con un sistema lineal, de usar y tirar, han sido y están siendo muy elevados, no solo para el planeta, también para los habitantes del mismo. Lejos de ese sistema al que estamos acostumbrados, se esta apostando con fuerza por un sistema más respetuoso con el medio ambiente que, permite prolongar la vida útil de los productos y darles una segunda vida mediante acciones de prevención, reutilización, reparación y reciclaje. De este modo, los residuos, se transforman en recursos, promoviendo la optimización de los materiales y residuos y minimizando el coste ambiental de los procesos de fabricación.

A que nos referimos cuando hablamos de economía circular

Solo en la Unión Europea, se generan anualmente más de dos mil quinientos millones de toneladas de residuo. Las instituciones comunitarias, trabajan continuamente en la reforma del marco legislativo, con la finalidad de promover un cambio en el modelo de gestión de residuos utilizado en la actualidad, cuyo carácter lineal resulta nefasto para el medio ambiente, en pro de una economía circular.

Este nuevo sistema económico, consiste en un modelo de producción y consumo que implica compartir, alquilar, reutilizar, reparar, renovar y reciclar los materiales y productos existentes, tantas veces como sea posible para crear un valor añadido. Bajo esta premias, el ciclo vital de los productos, se prolonga.

A nivel práctico, este modelo de producción, implica la reducción de los residuos al mínimo. Cuando el producto llega al final de su vida, los materiales con los que está fabricado, se mantienen dentro del sistema económico, siempre que sea posible, gracias al reciclaje. De este modo, pueden ser productivamente utilizados una y otra vez, consiguiendo un valor adicional.

Este sistema, contrasta enormemente con el modelo lineal tradicional al que estamos tan habituados. En el cual el concepto de usar y tirar, impera, requiriendo grandes cantidades de materiales y energías económicos y de fácil acceso. Una de las características contra las que el Parlamento Europeo pide medidas, es la obsolescencia programada que conlleva que los productos, tengan fecha de caducidad. Con este modelo económico, cada aparato tiene una fecha para el cambio, generando así, una espiral de consumo interminable.

Atajar estas acciones y emprender otras medidas más favorables, es parte de los objetivos que persigue el desarrollo de la economía circular.

Con estas medidas, se protege el medio ambiente. Reutilizar y reciclar productos, ralentiza el uso de los recursos naturales, reduciendo por tanto la alteración del paisaje y el hábitat y contribuyendo, a limitar la pérdida de la biodiversidad.

Otro de los grandes beneficios que aporta este modelo económico, es la reducción de emisiones anuales totales de los gases de efecto invernadero. Estos gases, son en gran medida, responsables del aceleramiento del cambio climático en el que nos encontramos en la actualidad. Según la Agencia Europea de Medio Ambiente, los procesos industriales y el uso de productos, son los responsables de casi un diez por cien de las emisiones de gases de toda la Unión Europea, en tanto que la gestión de los residuos, representa un tres coma tres por ciento.

Crear y desarrollar productos más eficientes y sostenibles desde el principio de la cadena, ayuda a reducir el consumo energético y de recursos, puesto que, se calcula que más del ochenta por cien del impacto medioambiental de un producto se determina durante la etapa en la que se diseña.

Al mismo tiempo, esa transición hacia productos más fiables que puedan reutilizarse, actualizarse y repararse, reduciría la cantidad de residuos generados. Siendo el envasado uno de los mayores problemas en este sentido, pues se estima que, de media, cada europeo, genera casi ciento ochenta kilogramos de residuos procedentes del envasado al año. Uno de los objetivos principales de la Unión Europea, es atajar el exceso de envases y procurar mejoras en su diseño para fomentar de ese modo, su reutilización y reciclado.

Dentro de la lista de pasos a dar para lograr la economía circular, se encuentra la reducción de la dependencia de las materias primas y recursos naturales. El aumento exponencial de la demanda de las mismas y la propia escasez de recursos naturales, obligan a avanzar en pro de la sostenibilidad. Se nos olvida fácilmente que, muchas de las materias primas vitales son finitas y, ante el imparable crecimiento de la población mundial, aumenta la demanda de las mismas. Hay que cobrar conciencia desde ya para optimizar esos recursos de los que cada vez, quedan menos.

Así mismo, la dependencia de las materias primas, conlleva una dependencia entre los países para obtener lo necesario. Siendo algunos países de la Unión Europea dependientes de otros para la obtención de dichas materias primas, importando prácticamente la mitad de lo que consume.

Reciclar esas materias primas, reduce los múltiples riesgos asociados al suministro, como la volatilidad de los precios, la disponibilidad y la citada dependencia de las importaciones. Reciclar puede convertirse en una importante fuente de materias primas fundamentales y necesarias para la producción de tecnologías vitales para alcanzar los objetivos propuestos.

Ejecutar la transición hacia una economía circular, conlleva un aumento de la competitividad, estimular todo lo referente a la innovación, impulsar el crecimiento económico y crear empleo. Rediseñar los materiales y productos para conferirles un uso circular, impulsaría por igual, la innovación en diferentes sectores.

Otro de los factores a considerar, es el impacto de todo esto en el clima. La extracción y utilización de materias primas, conlleva una serie de consecuencias de extrema importancia y notable gravedad para el medioambiente. El aumento del consumo energético y las correspondientes emisiones de dióxido de carbono, deber reconducirse hacia un uso más inteligente de las materias primas y recursos, contribuyendo a reducir las emisiones nocivas.

El porqué del inminente cambio

Razones para el cambio hay muchas. Es inevitable que se tome conciencia para poder seguir avanzando y viviendo en este planeta que poco a poco, vamos tornando más inhóspito, sin apenas darnos cuenta.

El aumento de la demanda de recursos, no parara si sigue aumentando la población, avanzar hacia la economía circular es una de las mejores formas de atajar ese problema. La citada dependencia de otros países, es ya tenida en cuenta. Procurar un reparto equitativo de los recursos disponibles, debería ser uno de los planes de acción, para solventar ese problema, ya que, en nuestro actual sistema económico, la riqueza se la reparten entre unos pocos, empobreciendo al resto para lucrarse.

Sin lugar a dudas, el impacto en el clima es una de las razones más importantes. De seguir así, el cambio climático en el que estamos inmersos, se irá acelerando a mayor velocidad.

Teniendo en cuenta todas estas consideraciones, solo queda hablar de los beneficios que puede aportar un cambio en el sistema económico actual. Las medidas como la prevención en materia de residuos, el diseño ecológico de los productos y servicios y la reutilización, puede hacer ahorrar grandes cantidades de dinero a las empresas, al mismo tiempo que se reduce la emisión total anual de gases de efecto invernadero. La producción de todo lo que utilizamos a diario, son responsables de un cuarenta y cinco por cien de esas emisiones de dióxido de carbono.

Adentrarse en la economía circular, ayuda a reducir la presión sobre el medioambiente, mejorar la seguridad del suministro de las materias primas, estimular la competitividad, la innovación, el crecimiento económico y el empleo. Al mismo tiempo que puede proporcionar a los consumidores productos de mayor calidad, mas duraderos e innovadores y que resulten en ahorro económico y mejor calidad de vida simultáneamente.

Algo que no se dice aunque se sobreentiende, es que todas estas medidas son a largo plazo, por lo que las acciones que tomemos ahora, darán sus frutos en el futuro. La pregunta que cabe hacerse es que mundo queremos dejar a nuestros hijos y, por supuesto, a los hijos de nuestros hijos que serán los que disfruten de nuestro compromiso de hoy.

 

 

 

 

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