El test de intolerancia alimentaria identifica y confirma con métodos científicos los alimentos que son dañinos para nuestro organismo. Siguiendo sus indicaciones podemos restringir su consumo o eliminarlos de nuestra dieta.
La gente solemos ser bastante intuitiva. Por lo general nos damos cuenta de los alimentos nos causa algún mal. A pesar de ello, hay veces que sufrimos algún trastorno y no sabemos con exactitud a qué se debe.
Por ejemplo, hay personas que son propensas a formar piedras en el riñón y no saben que a lo mejor el problema viene de que su organismo no es capaz de procesar el calcio presente en ciertas verduras como las espinacas. Restringen el consumo de lácteos, pensando que todo el problema radica ahí, pero continúan sufriendo cólicos con frecuencia.
Hipócrates decía que el alimento es nuestra medicina. Con esta declaración, el sabio griego, padre de la medicina moderna, daba a entender lo importante que es la alimentación para la salud. En última instancia, somos lo que comemos.
Sin embargo, igual que se pueden establecer reglas generales en nutrición, como afirmar que la carne roja es una fuente de proteínas, también debemos ser conscientes de que todo el mundo no procesa de la misma forma los alimentos. Existen las intolerancias alimentarias.
Es importante diferenciar entre alergia e intolerancia. Mientras la alergia alimentaria hace referencia al sistema inmunitario, la intolerancia afecta al aparato digestivo.
Una alergia puede provocar desde una leve erupción cutánea hasta una hinchazón de garganta. Suele desaparecer cuando se deja de tomar el alimento. Mientras que la intolerancia se base en la ingestión de un alimento que el cuerpo no puede metabolizar, produciéndonos daños internos, principalmente en el aparato digestivo. Los efectos de la intolerancia se pueden prolongar en el tiempo y volverse crónicos.
¿En qué consiste el test de intolerancia alimentaria?
Los médicos de Alyan Salud, una red de centros sanitarios especializados en medicina del aparato digestivo, repartidos por la periferia de Madrid, con instalaciones en Majadahonda, Torrelodones, Las Rozas y Collado Villalba, indican que siguiendo las indicaciones derivadas de un test de intolerancia alimentaria se limitan en gran parte los síntomas gastrointestinales. Dolencias tales como la hinchazón abdominal, la acumulación de gases, la diarrea o el dolor de barriga. Así como otras dolencias tales como las migrañas o la fatiga.
El test de intolerancia alimentaria es un análisis de laboratorio de una muestra de sangre del paciente. Igual que en un análisis de sangre rutinario, la sangre se analiza en un microscopio médico y con otros medios clínicos, solo que en este caso, en lugar de hacer un recuento de glóbulos rojos, se mide la presencia de anticuerpos IgG a diferentes alimentos.
Los anticuerpos son un medio inmunológico, pero la simple presencia de estos elementos en la sangre, ya indica hasta qué punto el cuerpo tolera o no estos alimentos.
Para las alergias alimentarias se utilizan otras técnicas de detección. La web sobre salud Medline Plus indica que se puede realizar un análisis de sangre que recuente los anticuerpos IgE, diferentes a los que se analizan en el Test de intolerancia, pero esta prueba siempre se debe completar con otra u otras pruebas complementarias.
El test de intolerancia alimentaria lo realiza un equipo médico especializado en medicina del aparato digestivo. Mientras que las pruebas de detección de alergias están dirigidas por un alergólogo. Dos especialidades de la medicina completamente distintas.
¿Qué se detecta en este test?
Hay una serie de intolerancias alimentarias bastante habituales, como la intolerancia al gluten, la intolerancia a la lactosa o la intolerancia al huevo. Pero lo cierto es que con un test de este tipo se pueden identificar hasta 1.500 intolerancias distintas.
Para cada alimento, el cuerpo desarrolla un anticuerpo IgG distinto. Esto permite ser bastante preciso en el diagnóstico.
Para hacer más sencillo el test, lo normal es agrupar los anticuerpos en categorías: verduras, frutos secos, lácteos, etc. Si se necesita, mediante el propio análisis se puede profundizar al detalle.
A un primer nivel podemos ver que somos intolerante a los frutos secos. Profundizando un poco más observamos que somos muy intolerantes al cacahuete y menos a la avellana. Esto indica que si comemos cacaos o tomamos un producto que lo contenga como ingrediente, notaremos un fuerte dolor abdominal, mientras que si consumimos avellanas casi ni lo percibiremos.
Todas las intolerancias se pueden clasificar por niveles: Nivel bajo, nivel moderado y nivel alto.
Una intolerancia nivel bajo indica que no tenemos ningún tipo de intolerancia respecto a ese alimento. Por tanto, lo podemos consumir sin restricciones.
La intolerancia de nivel moderado nos indica que si tomamos ese alimento en grandes cantidades nos puede producir molestias digestivas.
Una intolerancia de nivel alto de intolerancia nos advierte sobre la necesidad de eliminar ese alimento de nuestra dieta o como mínimo, que seamos precavidos en el consumo.
Los resultados de un test de intolerancia suelen ser bastante completos. Lo normal es que te indiquen el nivel de intolerancia relativo a diferentes categorías o grupos de alimentos, incluyendo las intolerancias más habituales: Intolerancia a la lactosa, al gluten, a los frutos secos, pero también te puede indicar la intolerancia a los frutos rojos (fresas, frambuesa, arándanos), intolerancia a las frutas cítricas o la intolerancia a la cafeína. Todo depende del laboratorio o centro con el que trabajemos y del plan que hayamos contratado.
Como hemos dicho antes, si queremos, podemos profundizar más todavía, hasta detectar con exactitud que alimentos o ingredientes tenemos prohibidos.
La intolerancia alimentaria es un rasgo genético. Una característica que ya tenemos cuando nacemos y que nos acompañará toda la vida. Por lo que esta información es útil tenerla y hacer caso de ella en todo momento.
¿Cuándo solicitar un test de intolerancia alimentaria?
El portal de información médica Elsevier señala que es recomendable someterse a un test de este tipo cuando tenemos sospechas de padecer alguna intolerancia alimentaria o cuando padecemos dolores gastrointestinales más o menos frecuentes y desconocemos la causa.
El test de intolerancia alimentaria es una prueba clínica con un alto nivel de fiabilidad. Certifica con métodos científicos una condición que afecta a nuestra salud. Su valor es relevante.
Es muy diferente decir que somos intolerantes a la lactosa porque cuando nos bebemos un vaso de leche de vaca nos duele la barriga, a tener un informe médico que indique sin lugar a dudas que tenemos esa intolerancia.
Siguiendo esta línea de explicación, una intolerancia a la lactosa implica que tenemos dificultades para digerir esta proteína en cualquier alimento que lo contenga. Igual en un vaso de leche, en un café cortado o en cualquier alimento que contenga este agente. Lógicamente, la intensidad de los síntomas variará en función de la cantidad de lactosa que hayamos consumido.
Como ya hemos dicho, el test indica el nivel de intolerancia. Un índice que nos ayuda a tener un mayor control sobre nuestra alimentación.
Se puede dar el caso de que tú pienses que eres intolerante a cierto alimento y después de someterte al test descubras que no es cierto. Por lo que tus problemas digestivos tienen otra causa.
Un supuesto interesante para someterse a un test de intolerancia alimentaria es el caso de aquellas personas que con frecuencia sufren diarreas, dolores abdominales o gases y no saben a qué se deben. El test puede despejar bastantes dudas al respecto.
Los beneficios del test.
Recapitulemos la información que hemos expuesto. Estos son los beneficios de someterse a un test de intolerancia alimentaria:
- Identificación de alimentos problemáticos.
El test detecta qué alimentos concretos pueden estar provocando reacciones como inflamación, gases, malestar general, etc. - Mejora de la salud digestiva.
Al eliminar o reducir el consumo de estos alimentos, suelen mejorar los síntomas de hinchazón, diarrea, estreñimiento, gases y acidez estomacal. - Reducción de otros síntomas de salud.
Muchas personas, al seguir las indicaciones del resultado del test, experimentan mejoras en síntomas como fatiga, dolores de cabeza, migrañas, dolor muscular o dificultad para concentrarse. - Mejora del estado de ánimo.
La inflamación crónica provocada por alimentos que no toleramos suele afectar a nuestro estado de ánimo y a nuestro carácter. Solemos sentirnos más irascibles y nos cuesta más concentrarnos. - Pérdida de peso.
Eliminar de nuestra dieta los alimentos que nos causan inflamación o retención de gases nos pueden ayudar a equilibrar el metabolismo, nos sentiremos menos hinchados e, indirectamente, mejoraremos nuestra figura y perderemos peso. - Personaliza la dieta.
Conocer los alimentos que nos resultan perjudiciales, permite diseñar una dieta más ajustada a las necesidades del cuerpo, mejorando el bienestar general. - Prevención de enfermedades crónicas.
Al reducir la carga inflamatoria del organismo, puede contribuir a la prevención de enfermedades metabólicas o autoinmunes, como la enfermedad celiaca o la diabetes. Que pueden verse influidas por alguna de estas intolerancias alimentarias.
Salvo que el especialista en medicina en aparato digestivo considere oportuno efectuar un test de intolerancia alimentaria, esta prueba es voluntaria y privada. A pesar de ello, por todo lo que hemos visto en este artículo, es interesante someterse a ella por todos los beneficios que reportan para nuestra salud.