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Parque Nacional de Monfragüe

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Visitar la comarca de la Vera es algo que hay que hacer una vez en la vida. Esta tierra extremeña, cuenta entre sus lindes, con un entorno paradisiaco capaz de hacer las delicias de cualquier amante de la naturaleza. Hablamos del Parque Nacional de Monfragüe, el primer espacio protegido con el que cuenta la provincia de Extremadura. Declarado como Parque Natural en el año mil novecientos setenta y nueve, posee una extensión de dieciocho mil trescientas noventa y seis hectáreas. Todo un lujo para disfrutar de la naturaleza, con su espectacular fauna y flora, su biodiversidad y ese espectacular paisaje.

Monfragüe compone la mancha continua del bosque y matorral mediterráneo más grande y mejor conservado de Europa, merito que le ha concedido ser declarado como Parque Nacional en el dos mil siete, consiguiendo de tal manera, la mayor protección que se le otorga a un espacio natural en nuestro país.

Si tienes la intención de visitar La Vera, en lugares tan especiales como C.R. Fuente El Boticario, puedes alojarte y encontrar toda la información necesaria para adentrarte en la aventura de visitar este Parque Natural. La singularidad y riqueza de su fauna, la variedad de sus formaciones vegetales, esa espectacularidad que ofrece el paisaje que representa y su interés geomorfológico, constituyen este inigualable patrimonio natural perteneciente a este rincón extremeño, conocido por su pimentón.

Grandes zonas de dehesas vertebradas por el rio Tajo, esas laderas de matorrales casi impenetrables y la presencia de una fauna difícil de encontrar en otro lugar por hallarse en peligro de extinción, convierten a Monfragüe en una de las grandes joyas de la naturaleza del viejo continente.

Considerado como uno de los mejores ejemplos del denominado Relieve Apalachense, propio de los Apalaches americanos. Este relieve, típico de rocas silíceas antiguas, está constituido por una alternancia de capas que comprende rocas resistentes como cuarcitas y areniscas y rocas más frágiles como las pizarras. Son las zonas de sierra donde se pueden encontrar las rocas más duras, quedando las más blandas recorriendo los valles en los que se encaja la red fluvial que hace el camino.

Son miles los turistas nacionales e internacionales que visitan cada año estos parajes con la intención de contemplar y observar, algunas de las aves más buscadas del país. Monfragüe es uno de los pocos lugares del mundo en los que puede observarse desde la carretera, estas aves que planean por sus cielos.

Mucho que ver, mucho que observar

Adentrarse en las montañas, cruzar los valles y observar la fauna, es uno de los atractivos mayores de este parque natural. Desde Villarreal de San Carlos, punto de encuentro de ornitólogos de todo el mundo, la observación de las aves es fácil y sencilla. Esta localidad, alberga desde el año dos mil seis, la Feria Internacional de Turismo Ornitológico, gracias a esa facilidad que ofrece para la observación de las aves en todo su esplendor.

Desde el Salto del Gitano, una de las puertas que dan acceso a Monfragüe, cruzada por el rio Tajo, se pone al alcance de todos las espectacularidad y la riqueza de su fauna. Gracias a la carretera que atraviesa el parque y facilita el disfrute a la vista de ese espectáculo visual que puede contemplarse en cualquier momento del año y a cualquier hora. Desde este punto, pueden observarse incontables especies de aves, entre las que hay que destacar la cigüeña negra que, anida entre las oquedades del paisaje y, protegida por el mismo Tajo, muestra la ceba de sus crías.

Es en esta época del año, a finales de septiembre, cuando se escucha en el parque, el profundo e intenso sonido de la berrea del ciervo. Momento de los pocos que se dan, en los que se puede contemplar a los grandes machos en su hábitat natural y en su estado salvaje. Al llegar las primeras lluvias, los machos, refugiados en la espesura del monte, se adentran en las dehesas que son frecuentadas por las hembras. Encontrando los machos su máximo esplendor a medida que el frío y la humedad, aumentan.

Se produce en este particular momento es cruce entre machos y hembras que hacen que el monte y las dehesas, se llenen de esos sobrecogedores berridos que se producen. Machos en igualdad de fuerza terminan en peleas agotadoras con espectaculares choques de cornamenta y envestidas que darán como resultado un ganador, cuya recompensa, será, cubrir a las hembras. Tras ocho meses de gestación, otro espectáculo sin parangón hará las delicias de los visitantes. Hacia el mes de mayo, las hembras, darán a luz a una o dos crías, denominadas gabatos o cervatillos.

Desde la Prehistoria, los ríos Tajo y Tiétar, junto a las sierras que los acompañan, han ofrecido a todos los pobladores que por allí han pasado, de todo lo necesario para levantar su asentamiento. Agua que fluye por sus ríos, pesca de esas mismas aguas y caza, dentro de un bosque repleto de frutos secos y frutas del bosque, convertían Monfragüe en el lugar ideal para vivir. Las covachas y abrigos de Monfragüe fueron los testigos directos en los que los primeros pobladores, dejaron su impronta.

Numerosas culturas han pasado por estas tierras extremeñas, arraigando firmemente en ellas. Su nombre, pertenece a los romanos quienes se referían al parque como su Monfragorum, monte fragoso que, aludía a lo exuberante y rico del paisaje. Siendo “Al-Mofrag”, el nombre que se le otorgó bajo el dominio musulmán.

Imprescindibles en Monfragüe

En primer lugar, tienes que ir. Verlo con tus propios ojos y comprobar que se trata de un paraíso salvaje, donde fauna y flora destacan en un entorno natural tan preciado como su bosque y monte. Una vez pisas el parque, no puedes dejar a un lado las actividades que puedes realizar para que tu visita, sea completa.

Entre todas las cosas que se pueden hacer en este espectacular entorno natural, vamos a citar las más relevantes:

  • Hacer una ruta guiada para poder observar las aves en todo su apogeo, de la mano de los entendidos.
  • Visitar el Salto del Gitano, ese punto álgido que hemos mencionado como la puerta de entrada al parque.
  • Descubrir nuevas experiencias como hacer rutas en bicicleta, a pie, de observación y fotografiar aves…
  • Hacer una de las tres rutas que es posible realizar a pie dentro del parque.
  • Sentarse en silencio y observar la calma y el entorno.
  • Degustar la comida local o lo que es mejor, degustarla en una de esas excursiones que tienes prevista.
  • Observar las estrellas. No puedes pasar por Monfragüe sin hacer noche para poder contemplar ese firmamento, despejado y salpicado de luminarias.

A parte de toda esta diversidad natural, ese entorno tan espectacular mires hacia donde mires, Monfragüe cuenta con un patrimonio histórico. Las numerosas pinturas rupestres que decoran los abrigos que componen sus sierras, ya nos cuentan historias sobre los que fueran los primeros pobladores.

Tras esas incipientes culturas prehistóricas, llegaron pueblos celtas y vetones que permanecieron allí, hasta que el Sacro Impero Romano extendió sus brazos hasta el Monfragorum. Los romanos y sus nuevas tecnologías, dan lugar a puentes, calzadas, fuentes y atalayas defensivas que transforman el bosque en la dehesa Extremeña.

A lo largo de la Edad Media, los musulmanes construyen una fortaleza en lo que ellos conocen como el Abismo (Al-Mofrag). Actualmente pueden contemplarse algunos restos de muralla y restauraciones que se han ido sucediendo en el transcurso de la historia.

El Puente del Cardenal, es el encargado de permitir el cruce del rio Tajo. Construido en mil cuatrocientos cincuenta, convirtió Monfragüe en zona de paso obligada a los viajeros que fueran de Trujillo a Plasencia, o viceversa. Junto al Puente de Alcántara, de procedencia romana, era uno de los dos únicos puentes que cruzaban el rio Tajo en toda la provincia.

Considerando la zona como insegura, el rey Carlos III, ordena construir la Villarreal de San Carlos que disponía de cuartel, fuente e iglesia. Aunque ya en los años sesenta y setenta del pasado siglo, con la construcción de los embalses, su hábitat y paisaje, se transformo notablemente.

Por fortuna, gracias al empeño de los conservacionistas y los amantes de la tierra, fue protegido bajo la denominación como Parque Natural, obtenida, como ya hemos dicho en el año mil novecientos setenta y nueve y, posteriormente, fue declara como Parque Nacional, logrando el mayor grado de protección que reciben los espacios naturales en nuestro país.

El Parque Nacional de Monfragüe, es el único que existe en Extremadura, razón de más para cuidarlo y protegerlo como se merece. Se trata de un espacio natural protegido que debe ser cuidado como tal y se encuentra siempre abierto al público, con un acceso libre y gratuito.

Cuenta con dos carreteras que lo recorren provistas de aparcamientos, en las que su trazado cuenta con los observatorios más conocidos. Existen rutas adaptadas para personas con diversidad funcional y permite el paso de animales domésticos siempre y cuando, vayan atados y estén controlados por sus dueños.

Entre las prohibiciones que puedes encontrar en el parque, se encuentran de dar de comer a los animales silvestres, cortar plantas, salirse del camino, hacer fuego, la navegación, el baño o la acampada libre o en caravana durante la noche.

 

 

 

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