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¿Qué es el pie diabético?

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El pie diabético es una de las complicaciones más graves y frecuentes de la diabetes mellitus. Se caracteriza por una serie de lesiones en los pies que pueden derivar en úlceras, infecciones y, en los casos más severos, amputaciones.

Desde la clínica Marta García, especializada en pies, “existen dos riesgos importantes en el pie diabético, el déficit de aporte sanguíneo y la disminución de la sensibilidad”. 

Causas

Es una enfermedad multifactorial con graves consecuencias. La comprensión de las causas, tanto primarias como secundarias, es fundamental para la prevención, el diagnóstico precoz y el tratamiento adecuado. El control de la diabetes, la adopción de hábitos saludables y el cuidado de los pies son esenciales para evitar el desarrollo del pie diabético y mejorar la calidad de vida de las personas con diabetes.

Neuropatía diabética

Es una complicación común de la diabetes que produce daño a los nervios periféricos, principalmente en los pies y pérdida de sensibilidad, dolor, temperatura y propiocepción.

Afecta los nervios en diferentes partes del cuerpo, principalmente en las extremidades, como los pies. Hay un aumento del riesgo de traumatismos, deformidades y úlceras.

Tipos:

  • Neuropatía sensitiva: entumecimiento, hormigueo, calambres, dolor punzante o ardoroso.
  • Neuropatía motora: debilidad muscular, deformidades en el pie (pie de Charcot).
  • Neuropatía autonómica: piel seca y agrietada, anhidrosis (ausencia de sudoración), disfunción vasomotora.

Enfermedad Arterial Periférica (EAP)

También conocida como enfermedad arterial oclusiva periférica, es una afección en la cual se reduce el flujo sanguíneo  y oxígeno a los tejidos. Se produce un estrechamiento de las arterias que irrigan los pies. Además supone una mayor dificultad en la cicatrización de heridas.

Síntomas:

  • Dolor en las piernas al caminar (claudicación intermitente).
  • Piel fría y pálida en los pies.
  • Debilidad muscular en las piernas.
  • Ausencia de pulsos en los pies.

Infecciones:

Las infecciones pueden ingresar al cuerpo a través de diferentes «puertas de entrada», como úlceras, grietas en la piel o incluso infecciones en las uñas, como la onicomicosis. Una vez que los patógenos, como las bacterias (como Staphylococcus aureus) o los hongos (como Trichophyton spp.), encuentran una entrada, pueden provocar infecciones que pueden ser locales o extenderse a otras áreas del cuerpo.

Tipos de infección:

  • Celulitis: inflamación de la piel y tejidos blandos.
  • Osteomielitis: infección del hueso.
  • Gangrena: necrosis tisular por falta de riego sanguíneo.

Deformidades del pie:

Las deformidades del pie pueden ser el resultado de diversas condiciones médicas, y entre ellas se encuentra el «Pie de Charcot», una afección asociada a una neuropatía motora y autonómica grave. Esta condición puede causar una desarticulación de las articulaciones del pie y deformidades óseas, como huesos prominentes, debido a la pérdida de la estructura y la fuerza del pie.

Traumatismos:

  • Insensibilidad al dolor aumenta el riesgo de lesiones.
  • Lesiones menores pueden pasar desapercibidas y complicarse.
  • Calzado inadecuado o mal ajustado.

Factores de riesgo individuales:

  • Edad avanzada.
  • Tabaquismo.
  • Hipertensión arterial.
  • Dislipidemia (colesterol y triglicéridos altos).
  • Obesidad.
  • Mal control de la glucemia.
  • Duración de la diabetes.
  • Historia previa de úlceras o amputaciones.

Prevención del pie diabético

La prevención del pie diabético es una responsabilidad compartida entre la persona con diabetes y el equipo de salud. Para evitar esta complicación es necesario adoptar un estilo de vida saludable y llevar a cabo cuidados diarios para detectar problemas en etapas tempranas.

Control glucémico

El pilar fundamental en la prevención del pie diabético es mantener un control estricto de los niveles de azúcar en sangre. 

  • Plan de alimentación saludable. Consumir alimentos saludables y controlar el tamaño de las porciones para regular los niveles de glucosa en sangre.
  • Ejercicio físico regular. La actividad física ayuda a mejorar la sensibilidad a la insulina y a controlar la glucemia. Se recomienda realizar al menos 30 minutos de ejercicio moderado la mayoría de los días de la semana.
  • Medicación. En algunos casos, la dieta y el ejercicio no son suficientes para controlar la glucemia, y se requiere la administración de medicamentos orales o insulina.

Cuidado de los pies

La inspección y el cuidado diario de los pies son esenciales para detectar y tratar cualquier problema a tiempo. Se recomienda:

  • Lavar los pies diariamente con agua tibia y jabón.
  • Secarlos cuidadosamente, especialmente entre los dedos.
  • Aplicar una crema hidratante para mantener la piel suave y flexible.
  • Inspeccionar los pies diariamente en busca de cortes, raspaduras, callos, ampollas o enrojecimiento.
  • Usar calcetines limpios y secos que no aprieten.
  • Cortar las uñas de los pies rectas y no demasiado cortas.
  • Usar zapatos cómodos y adecuados al tamaño del pie.
  • Evitar caminar descalzo.

Detección temprana de problemas

Es crucial realizar chequeos regulares de los pies con un profesional de la salud, como un podólogo o un médico especialista en diabetes. Estos chequeos pueden ayudar a identificar:

  • Neuropatía diabética: disminución de la sensibilidad o presencia de dolor, hormigueo o entumecimiento en los pies.
  • Enfermedad arterial periférica: disminución del flujo sanguíneo en los pies.
  • Deformidades del pie: pie de Charcot, dedos en martillo, juanetes.
  • Úlceras en el pie: incluso pequeñas lesiones pueden tener graves consecuencias si no se tratan adecuadamente.

Educación y autocuidado

Las personas con diabetes deben adquirir conocimientos sobre el pie diabético y las medidas de prevención. Esto incluye:

  • Asistir a talleres o sesiones educativas sobre el cuidado de los pies.
  • Aprender a realizar un examen diario de los pies.
  • Informarse sobre los signos y síntomas de infección.
  • Saber cómo actuar ante una lesión en el pie.
  • Comunicarse con el médico o podólogo ante cualquier problema o duda.

Eliminación de otros factores de riesgo

Además de las medidas mencionadas anteriormente, es importante controlar otros factores que pueden aumentar el riesgo de pie diabético, como:

  • Dejar de fumar. El tabaco daña los vasos sanguíneos y dificulta la cicatrización de las heridas.
  • Controlar la presión arterial y el colesterol.
  • Mantener un peso saludable.

Síntomas del pie diabético

  • Entumecimiento y hormigueo: el entumecimiento produce pérdida de sensibilidad en los pies. El hormigueo es una sensación similar a la de los alfileres y agujas.
  • Dolor: el dolor puede ser causado por la neuropatía, la EAP o una infección. El dolor neuropático puede ser descrito como ardor, hormigueo, punzadas o calambres. El dolor de la EAP suele ser un dolor tipo quemazón o cansancio en las piernas que empeora al caminar.
  • Piel seca y agrietada: la neuropatía puede afectar las glándulas sudoríparas de los pies, lo que provoca que la piel se reseque y agriete. Esto puede aumentar el riesgo de infección.
  • Úlceras en el pie: las úlceras son llagas abiertas en la piel que pueden ser difíciles de curar. Son una de las complicaciones más graves del pie diabético y pueden conducir a la amputación.
  • Deformidades del pie: el pie de Charcot es una deformidad del pie que puede ocurrir en personas con diabetes y neuropatía grave. Esta deformidad puede aumentar el riesgo de úlceras y amputaciones.

Tratamientos 

Para el pie diabetico hay varios tratamientos efectivos. Su elección depende de la causa. Algunos de los más comunes son:

Cuidado general del pie

  • Control de la glucemia: el pilar fundamental en el tratamiento del pie diabético es mantener un control estricto de los niveles de azúcar en sangre.
  • Cuidado diario de los pies: lavado, secado, hidratación, inspección diaria, corte de uñas adecuado, uso de calcetines y zapatos cómodos.
  • Educación y autocuidado: aprender sobre el pie diabético, sus síntomas, prevención y cuidados.

Tratamiento de la neuropatía

  • Medicamentos: antidepresivos, anticonvulsivantes, analgésicos.
  • Terapia física: ejercicios para mejorar la fuerza muscular, la flexibilidad y el equilibrio.
  • Terapia ocupacional: adaptación de actividades y del entorno para evitar lesiones.

Tratamiento de la enfermedad arterial periférica

  • Medicamentos: anticoagulantes, antiagregantes plaquetarios, vasodilatadores.
  • Ejercicio físico: caminar o realizar actividades aeróbicas para mejorar el flujo sanguíneo.
  • Angioplastia: dilatación de las arterias obstruidas mediante un catéter.
  • Cirugía de bypass: revascularización para crear un nuevo camino para el flujo sanguíneo.

Tratamiento de las úlceras

  • Desbridamiento: eliminación del tejido muerto o infectado.
  • Antibióticos: combatir las infecciones.
  • Apósitos especiales: ayudan a la cicatrización.
  • Cirugía: cierre de la úlcera en casos complejos.

Tratamiento de las infecciones

  • Antibióticos: vía oral o intravenosa, según la gravedad de la infección.
  • Hospitalización: en casos graves con sepsis o gangrena.
  • Cirugía: amputación de la extremidad afectada en casos extremos.

Diagnóstico

El pie diabético se diagnostica mediante una evaluación completa del pie por parte de un médico o podólogo.

La evaluación incluye:

  • Historia clínica: se pregunta al paciente sobre sus síntomas, historial de diabetes, control de la glucemia, otros problemas de salud y hábitos de cuidado del pie.
  • Examen físico: se observa el pie para detectar signos de neuropatía, enfermedad arterial periférica, deformidades, úlceras, infecciones o cualquier otra anomalía.
  • Pruebas: hay pruebas que permiten evaluar el nivel de sensibilidad de la piel. También circulación sanguínea y la presencia de infección.

Las pruebas que se pueden realizar incluyen:

  • Monofilamento: para ver si se siente el tacto.
  • Diapasón: para ver si se siente la vibración.
  • Índice tobillo-brazo: para medir la presión arterial en el tobillo y el brazo y revisar si hay problemas en las arterias de las piernas.
  • Radiografías: pueden tomar para ver si hay problemas en los huesos o articulaciones.
  • Ecografía Doppler: puede hacer para revisar el flujo de sangre en las arterias de los pies.
  • Cultivos: pueden hacer para saber si hay una infección presente.
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