El cuidado del medioambiente es una labor que nos compete a todos y todas y que requiere de un fuerte compromiso por parte de la sociedad al completo. Durante muchas décadas, hemos consumido más materiales contaminantes de los que deberíamos, así que la situación de nuestro entorno es bastante deficiente en la actualidad. Solo hace algunos años empezamos a encender todas las alarmas en lo que respecta a un asunto como este, y podríamos decir que ya empezaba a ser demasiado tarde. Toca recuperar el tiempo perdido y establecer mejoras rápidamente para evitar que la vida sobre este planeta se convierta en un infierno.
Se han llevado a cabo muchas políticas para intentar mejorar todo lo que tiene que ver con la situación medioambiental en la que nos encontramos. La primera apuesta consistió en promover las energías renovables, una idea que fue muy buena pero que está claro que no soluciona todos los problemas de los que estamos hablando. Seguidamente, se han adoptado medidas como la limitación de la entrada de los vehículos en los centros de las grandes ciudades, la producción de plástico biodegradable o el fin del uso de las bolsas de plástico de un solo uso en lugares como los supermercados. Eso también está muy bien, pero hay que seguir dando más.
Reducir la dependencia de los combustibles fósiles está siendo una de las obsesiones de todas esas personas que están trabajando sin descanso en construir una sociedad más verde. De ahí surge la idea de fabricar vehículos que sean híbridos o eléctricos. Este tipo de vehículos empiezan a convertirse en habituales ahora y son los que tienen una esperanza de vida de más años puesto que, como seguramente muchos y muchas estéis pensando, cualquier otro tipo de vehículo va a terminar siendo prohibido más pronto que tarde.
Según una información que maneja la página web movilidadelectrica.com, en el año 2021 ya eran más de 900.000 los vehículos eléctricos o híbridos que circulaban en España. La cifra suponía un aumento considerable con respecto a los datos que deparó el año 2020. En concreto, el crecimiento fue de un 37%, lo cual indica dos cosas: que la popularidad de este tipo de vehículos se está incrementando a pasos agigantados y que la conciencia del ser humano respecto del estado en el que se encuentra su planeta también ha venido creciendo de una manera bastante considerable.
Hay otra noticia de la que os queremos hablar y que fue publicada en el diario El País, en concreto en la sección CincoDías, que habla en términos parecidos a los de la noticia del párrafo anterior. Esta nueva noticia apunta que los coches híbridos ya suponen el 30% de las matriculaciones que se están llevando a cabo a lo largo del año 2023, lo cual pone en evidencia lo que os estábamos diciendo: que sigue aumentando sin parar esas ganas de colaborar con el medioambiente que tiene el ser humano del siglo XXI. Queda mucho trabajo por hacer en varios campos, pero este es un paso muy importante para seguir manteniendo la esperanza.
Existe la necesidad de avanzar con una mayor celeridad en lo que tiene que ver con las políticas medioambientales. Hay expertos que apuntan que la situación es irreversible y que lo único a lo que podemos aspirar es a retrasar aspectos como el cambio climático. Otros dicen que sí que se puede revertir la tendencia, pero que hay que ponerse manos a la obra ya. En el sector del automóvil, podemos dar fe de que las empresas están haciendo una labor encomiable para adaptarse a esas nuevas necesidades que requiere la sociedad moderna.
Las empresas automovilísticas están haciendo un gran esfuerzo para dar salida a una mayor cantidad de vehículos híbridos y eléctricos para intentar colaborar y aportar su granito de arena en la lucha contra la degradación del medioambiente. Nos cuentan desde Tecoi que las nuevas máquinas láser de procesamiento de chapa con las que trabajan buena parte de esas empresas automovilísticas ya se están usando en líneas de producción de vehículos híbridos y eléctricos, lo cual es una buena muestra de lo que estamos comentando y de que hay una voluntad de cambio en la sociedad.
Una labor de todo el mundo
Empezábamos el artículo diciendo que es necesario que todo el mundo aporte su granito de arena en lo que tiene que ver con el asunto ligado al cuidado del medioambiente. Y es que no puede haber verdad que sea más cierta que esta. Este tipo de proyectos engloba a toda la sociedad.
- Las instituciones públicas, además de llevar a cabo todas las políticas que sean necesarias para cuidar de nuestro planeta, tienen que darles publicidad y tienen que velar por el cumplimiento de las leyes que se vayan promulgando al respecto.
- Las empresas, que tradicionalmente han sido un foco importante de contaminación, deben tener una política de responsabilidad social corporativa que vaya ligada a cuidar de su entorno y a reducir todas las emisiones que pudieran haber producido en épocas pasadas.
- Las personas, aunque seamos el último eslabón de la cadena, también podemos hacer mucho por el cuidado del entorno. Cada cual debe aportar su granito de arena en este cometido a través del reciclaje, del uso de materiales no contaminantes y, por qué no decirlo, adquiriendo un vehículo que no dependa exclusivamente de combustibles fósiles como el diésel o la gasolina.
La importancia que tiene que todos estos eslabones trabajan en consonancia es muy grande y por eso debe haber un ejercicio muy importante de concienciación ciudadana, un ejercicio que tenemos que hacer llegar a todo el mundo y que debe ser concebido como una obligación para cualquier persona o institución, con independencia de su nacionalidad, de su edad, de su raza, de su lengua o de su religión, en el caso de las personas, o con independencia de su tamaño o sector de actividad en lo que respecta a las instituciones. Es importante que todo el mundo sepa a lo que nos enfrentamos porque saber la magnitud del problema es siempre el primer paso para tratar de solucionarlo.
No podemos perder el tiempo en debates como los que continuamente estamos viendo en la televisión o en cualquier otro medio de comunicación y en los que una de las partes pone en tela de juicio la existencia del cambio climático y la degradación de nuestro entorno. Por supuesto que estos males existen y que nos van a provocar inconvenientes de cara al futuro próximo. Eso no es lo que tiene que estar en el objeto del debate. De lo que tenemos que hablar es de las soluciones y de su implementación, que es lo que nos va a sacar las castañas del fuego. El asunto del cambio climático no debe depender de la ideología política de cada cual, sino que debe admitirse como lo que es: una realidad. Y es que, ¿pensáis que las lluvias que hemos tenido este mes de septiembre en el centro peninsular son un engaño? Para nada. Tienen mucho que ver con los cambios que se están produciendo a nivel global en lo que al medioambiente se refiere.
También necesitamos más espacios verdes
Una cosa que tampoco podemos pasar por alto es la enorme incidencia que tienen los espacios verdes en el cuidado del entorno. Muchas ciudades han perdido metros cuadrados de parques y jardines, algo que no le viene nada bien a nuestro entorno y que tenemos que resolver. Ni que decir tiene que es necesario invertir en esto porque va a proporcionar una mejora sensible en la calidad del aire y también en la vida de las personas, que ven en estos espacios verdes un tipo de lugar perfecto para descansar y para obtener esa paz y tranquilidad tan necesarias para cuidar de su propia salud mental y física.
Disponer de espacios verdes también equivale a tener más zonas en las que practicar deporte, que es uno de los asuntos que más puede beneficiar a la calidad de vida de las personas. Una ciudad moderna se diferencia de una que se ha quedado vieja en este tipo de cosas. Y una ciudad moderna, además, apuesta por fomentar el transporte público y reducir los espacios de circulación de vehículos. Está claro que de esta manera puede mejorar de un modo sustancial todo lo que tiene que ver con el grado de contaminación que existe en nuestras ciudades y que cada día hace un poco peor nuestra vida.
Nada va a jugar más a favor del ser humano que la apuesta por todo lo que tenga que ver con la vida rodeada de naturaleza. Hay ciudades que no se van a situar en un entorno natural pero que tienen la posibilidad de destinar cada vez más recursos a la construcción de zonas verdes, que a fin de cuentas van a cumplir la misma misión que los bosques y las montañas en los entornos que dispongan de estos dos elementos. Todo depende de la voluntad de la gente, de la voluntad para cuidar de sí misma… y de las generaciones que vendrán.