Sabemos lo costoso que puede llegar a ser un tratamiento dental. También sabemos que produce unos efectos que, en ocasiones, parecen milagrosos. Como puede ser recuperar la operatividad de la boca cuando hemos perdido piezas dentales o volver a tener los dientes alineados. Terminado el tratamiento, deberemos seguir cuidando la dentadura. En ciertos casos, los problemas dentales pueden volver a aparecer.
Los odontólogos de H.Q. Tenerife, una clínica dental de la capital canaria, remarcan todo lo que ha avanzado la odontología en estos últimos años. Los tratamientos son cada vez más efectivos y menos invasivos. Sin embargo, terminado el tratamiento, el paciente debe observar una serie de indicaciones facilitadas por su dentista, para que los resultados sean óptimos y se prolonguen en el tiempo.
Debemos ser conscientes de que en la salud dental no existe una situación irreversible. Por ejemplo, si nos hemos hecho un blanqueamiento dental, este no va a durar para siempre. Si nos hemos colocado implantes, porque hemos perdido dientes a consecuencia de una enfermedad periodontal, deberemos extremar la higiene bucal, para que los problemas no se extiendan a otra parte de la boca.
Pasar por un tratamiento dental debería servirnos como una especie de lección aprendida. Si hubiéramos sido estrictos en nuestra higiene dental, si hubiéramos acudido a una revisión dental una vez al año y si hubiéramos evitado determinados hábitos como fumar o comer dulces en exceso, es probable que no hubiéramos necesitado el tratamiento por el que hemos pasado.
De nada sirve lamentarse por lo que ha ocurrido. Eso no va a cambiar nada. Lo que sí debemos tomar medidas para que no vuelva a ocurrir.
Después de recibir un tratamiento dental, se abre un nuevo escenario en nuestra salud bucal, en el que debemos adoptar una serie de cuidados. Estos son algunos de los cuidados más apropiados en los tratamientos dentales más habituales que se suelen aplicar.
Cuidados tras la colocación de implantes.
La web de la organización Oral Surgery Specialist of Oklahoma, de Estados Unidos, señala que la colocación de un implante dental es una operación de cirugía menor. Se ha abierto una hendidura en la encía y se ha colocado un apósito sanitario que va a sujetar la prótesis dental.
El apósito debe integrarse en la estructura ósea maxilofacial para que la prótasis no se mueva. Por otro lado, la herida abierta debe cerrarse y cicatrizar. Existe el riesgo, aunque controlado, de que se produzca una infección en la encía. Ya que se ha abierto una pequeña incisión por la que puede penetrar la placa bacteriana que hay en la boca. En estos casos deberemos volver a nuestra rutina habitual, progresivamente.
Colocado el implante, existe riesgo de inflamación, enrojecimiento y sangrado en las primeras 72 horas después de la operación.
Aunque para la colocación del implante se ha empleado anestesia local, aplica frío en la zona externa de la cara, a la altura del implante, por periodos de 10 minutos, con 10 minutos de descanso, y así sucesivamente durante, al menos, media hora.
Mantén la gasa sobre el implante, el tiempo indicado. Ya que contiene antiséptico que favorece la cicatrización. En la primera noche, evita dormir en posición completamente horizontal. Hay que evitar que la sangre se concentre en la herida.
Es bueno mantener una correcta higiene dental tras la operación, pero evita los primeros días cepillarte sobre el implante. Para el enjuague bucal no utilices colutorios. Sustitúyelo por agua con sal a temperatura ambiente.
Los primeros días evita masticar con la zona del implante. La primera noche no tomes comidas calientes ni picantes. Es mejor cenar una ensalada que no esté demasiado fría.
Tras la colocación del implante, y durante un periodo de varios días, es recomendable no fumar. Ya que esta acción aumenta las probabilidades de infección. Este es un momento apropiado para dejar definitivamente este hábito.
Tras la finalización del tratamiento es bueno hablar con el dentista sobre las causas que produjeron la pérdida de dientes originales. De esta manera podremos evitarlas y no tendremos que repetir un tratamiento similar.
Periodontitis.
La periodontitis es una infección que se produce dentro de las encías, debido a que la placa bacteriana y el sarro han penetrado en los tejidos blandos, creando bolsas de bacterias entre la pared sumergida del diente y la encía.
Es una enfermedad progresiva que suele originarse con una gingivitis. El tratamiento para curarla varía en función de la gravedad de la enfermedad. Puede ir desde un simple raspado en la zona, hasta operaciones de cirugía bucal, en los que se abre la encía y se limpia el área afectada.
Estos tratamientos pueden ir acompañados de la toma de antibióticos o analgésicos por vía oral para remitir la infección. En cualquier caso, tras la intervención debemos ser rigurosos en aplicar una higiene dental exhaustiva, siguiendo las instrucciones del dentista.
En estos casos limpiaremos los dientes con un cepillo suave, nunca de cerdas duras. Utilizando la pasta dental y el enjuague bucal que nos ha recomendado el facultativo. Cada día usaremos hilo dental y cepillo interdental o irrigador bucal.
En las primeras 24 horas después de la intervención se debe evitar consumir comidas y bebidas calientes y picantes.
Ortodoncia invisible.
La ortodoncia invisible o Invisalign es un tratamiento de ortodoncia que ha ganado gran popularidad debido a su comodidad y a su aspecto estéticamente más agradable.
Si bien es un tratamiento con una duración inferior a las tradicionales ortodoncias de brakets, digamos que es un proceso en el que deben trabajar de forma combinada el ortodoncista y el paciente.
Tras un escáner dental, el ortodoncista encarga una férula removible plástica con la forma exacta de los dientes del paciente, introduciendo las modificaciones necesarias para corregir la posición de las piezas mal alineadas.
La férula se suele cambiar cada 15 días, aplicando leves variaciones. Esto le permite al especialista lleva un control detallado sobre la evolución del tratamiento.
En este tiempo el paciente debe limpiar a diario la férula sumergiéndola en un vaso de agua fría con una solución disuelta que le ha entregado el ortodoncista. La cantidad de producto a resolver debe ser la indicada y el tiempo de limpieza no debe ser inferior a 2 o 3 minutos.
El paciente nunca cepillará la férula con pasta dentífrica y cepillo, como si fueran sus dientes y se la quitará cada vez que coma o beba.
Carillas dentales.
Las carillas dentales son pequeñas láminas, generalmente de porcelana o composite, que se colocan sobre los dientes naturales con un efecto estético y restaurador.
Con ellas se pueden cubrir los espacios interdentales demasiado pronunciados, ocultar manchas en los dientes que no se pueden eliminar o recomponer pequeñas fisuras en el esmalte.
El paciente al que se ha colocado carillas dentales debe acudir al dentista dos veces al año para la limpieza y pulido del apósito y evitar el consumo de alcohol y tabaco, que pueden deteriorarlas, e incluso acelerar su caída.
También debe evitar masticar alimentos extremadamente duros. Las carillas son resistentes, pero pueden fracturarse si hacemos un uso arriesgado de las mismas.
Del mismo modo, si el paciente percibe que sufre bruxismo (rechinado involuntario de los dientes) deberá acudir al dentista lo antes posible para adoptar medidas oportunas que protejan sus carillas y sus dientes originales.
Blanqueamiento dental.
Se trata de uno de los tratamientos estéticos más demandados en las clínicas dentales. Como bien señala la web de Sanitas, no tiene una eficacia definitiva. Hemos blanqueado nuestra dentadura recibiendo varias sesiones de blanqueamiento por led o con un tratamiento ambulatorio supervisado por el dentista, pero esto no asegura que nuestros dientes queden como el marfil hasta el día en que nos muramos.
Algunos expertos señalan que la duración de un blanqueamiento ronda los dos años. Lo cierto es que depende de varios factores, como estilo de alimentación del paciente o sus hábitos de higiene dental.
Tras haber recibido un blanqueamiento dental es recomendable que evitemos el consumo de alimentos que tiñen los dientes. Esto implica el consumo de café, de té, de vino o de determinadas frutas como las fresas y los arándanos.
Si queremos que nuestro blanco radiante perdure en el tiempo, deberemos llevar una alimentación más natural y prescindir de colorantes artificiales. Como el colorante alimentario que se pone a la paella y las sopas o el que contiene los helados, los caramelos y determinados dulces.
Este también es un buen momento para dejar de fumar. Se ha demostrado que el humo del tabaco es uno de los principales responsables del amarillamiento progresivo de los dientes.
Para conseguir que el tono obtenido tras el tratamiento nos dure por más tiempo, deberemos lavarnos los dientes después de cada comida y antes de irnos a dormir. Para eso emplearemos una pasta dentífrica y un enjuague bucal exento de colorantes, que nos haya recomendado el dentista.
Por último, es conveniente concertar revisiones periódicas en la clínica dental, para controlar, tanto la estética como la salud de nuestros dientes. Los procesos de blanqueamiento pueden deteriorar el esmalte y producir cierta sensibilidad dental.
Recuerda que tu salud dental no termina después de haber recibido el tratamiento. Es probable que tengas que adoptar hábitos que antes no tenías.