Comienza un nuevo año y es tiempo de propósitos. Por supuesto que en nuestra agenda estará el de aprender inglés, apuntarnos al gimnasio (otra cosa es que vayamos), bajar unos kilos e incluso cambiarnos de casa. Pues bien, en los propósitos para este año que entra nosotros os hacemos una recomendación, año nuevo, salud bucodental nueva. Y es que este 2023 va a ser el año que nos preocupemos mucho más de nuestra salud dental, de nuestra boca. Y es que si conseguimos cuidarla, vamos a notar muchos beneficios.
La salud bucodental es la gran olvidada hasta que de repente nos damos cuenta de que es la más necesaria. No eres consciente de la cantidad de problemas que pueden tener como origen la boca. Es el momento de cuidarnos y para eso vamos a darte una serie de consejos. Lo hacemos de la mano de Consejo de Dentistas, el órgano oficial de estos profesionales que se han convertido en los mejores garantes de la salud.
Sonreír tiene un efecto muy positivo sobre ti mismo. La propiocepción es un sistema de comunicación de doble sentido entre tu cerebro y tu cuerpo. La vía conocida es la que va del cerebro a tus músculos cuando algo te pone contento y tu cerebro le da la orden a tu cara de que sonría. Cuando sonríes el cerebro interpreta que estás contento y libera sustancias llamadas endorfinas, capaces de alegrarte. Estas endorfinas se liberan también cuando haces ejercicio físico, cuando mantienes relaciones sexuales o cuando comes chocolate. Estimulan los centros cerebrales del placer produciendo una serie de beneficios.
Si la placa y el sarro se acumulan en el interior de la boca, la salud bucal comienza a deteriorarse. El problema más común son las caries dentales, que suponen la destrucción definitiva de los tejidos duros del diente y que afectan a casi la totalidad de la población adulta. Aparecen cuando las bacterias presentes en la placa metabolizan los azúcares de los alimentos y producen ácidos capaces de disolver el esmalte.
Consejos
Aunque sea más complicado por el cambio de rutina, hay que cepillarse los dientes, al menos, 2 veces al día (durante 2 minutos cada vez) con pasta fluorada y usar seda o cepillo interdental por la noche. Conviene señalar que, debido a la situación sanitaria, es imprescindible cuidar el cepillo de dientes: lavarse bien las manos antes y después de usarlo, limpiarlo, desinfectarlo con un colutorio, enjuagarlo y secarlo, mantenerlo protegido en su capuchón, no compartirlo nunca, alejarlo del sanitario (para evitar posible contaminación) y no almacenarlo junto a otros cepillos.
Hay que cambiar tu cepillo cada tres o cuatro meses. O cuando las cerdas comiencen a verse gastadas. Es preferible que estas sean suaves para evitar que dañen el esmalte dental y que la cabeza del cepillo sea redondeada. Por otra parte, aunque no hay evidencia científica, parece que, en ocasiones, los cepillos eléctricos pueden resultar más eficaces que los manuales.
No olvides cuidar tus encías. Sobre todo, si las tienes muy sensibles, recurre a un dentífrico especial y cepillos de cerdas blandas. Cepíllate con suavidad con movimientos horizontales, pero no inmediatamente después de comer, ya que hay una mayor secreción de ácidos. Ya sabes que desde las encías pueden venir muchas enfermades.
No abusar de las bebidas carbonatadas: su gran contenido en azúcar daña los dientes, por lo que hay que tratar de disminuir su consumo. Además, la mayoría son ácidas y pueden perjudicar el esmalte dental.
No abandonar los tratamientos: las férulas de descarga para el bruxismo o las de ortodoncia deben seguir usándose durante las vacaciones. Si no se utilizan las horas recomendadas por el dentista, es posible que dejen de ajustarse y habrá que hacer unas nuevas.
Aprovechar para visitar al dentista: durante el invierno, sabemos que se tiene menos tiempo para ir al dentista. Pues bien, aprovechando las vacaciones, se puede destinar una hora para ir a revisión. Un buen chequeo general para toda la familia evitará dolores, complicaciones y gastos en un futuro.
Limpiezas. Debido a que ni siquiera un cepillado profundo consigue eliminar por completo la placa dental, las limpiezas bucales están recomendadas cada seis o doce meses. Si eres de los que se les queda el sarro entre dientes, vete cogiendo cita cada seis meses.
Si cumplimos en el nuevo año con estas premisas, vamos a notar que nuestra salud bucodental mejora. Y es que no hay nada peor en esta vida que abrir la boca y tenerla podrida. O incluso que huela mal.